Análisis

Frances Ha: el fracaso de la mediana edad

Frances Ha: el fracaso de la mediana edad

Viv.ácida
Imagen portada de
2020-08-22

Enmarcada en el Mumblecore, la película Frances Ha (2017) explora los problemas de una generación que está buscando independizarse.

Iba a escribir sobre Lady Bird (2017), dirigida por Greta Gerwig que estuvo nominada a los Oscars de este año, pero al verla no fui capaz de pasarle por encima a la película que me hizo descubrir a la directora y al Mumblecore, esa especie de subgénero del cine indie estadounidense en el que se enmarca su trabajo. El nombre de ese movimiento fue dado, muy acertadamente, por el sonidista Eric Masunaga y se refiere a ese balbuceo de los personajes desubicados, quienes se encuentran en una edad (entre los 20 y 30 años) en la que se supone deben tomar “alguna decisión adulta” como irse a vivir solos, conseguir una pareja o intentar tener un trabajo. El mumblecore también hace referencia a un cine de bajo presupuesto y sin pretensión que inevitablemente nos hace pensar en la nouvelle vague, no sólo por lo rudimentario (aunque en el caso de los indies la filmación no presupone un gasto similar por tener el cine digital), sino por convertir más de una hora de imágenes en una especie de tratado de una naturaleza humana muy contemporánea y distraída.

Frances Ha (2012), escrita por Noah Baumbach y Greta, quien también interpreta a Frances Halliday, podría ser la película contemporánea más representativa de ese movimiento del balbuceo. Su estructura es clásica porque muestra a una mujer de 27 años que carece de una suerte de estabilidad en su vida y va creciendo a través de capítulos (que por cierto, anuncian cambios de espacio y no de tiempo) hasta encontrar, aparentemente, la estabilidad y con ello la tranquilidad y felicidad. Frances da tumbos de apartamento en apartamento y es tan vital la manera como ella los habita que se convierten en un personaje. Los apartamentos, la casa de sus padres y las residencias estudiantiles son la escenificación de lo que realmente siente ella, pues siempre oculta sus crisis tras una sonrisa o alguna conversación incómoda que evidencia aún más que no pertenece a ese lugar. La película tiene lo mejor de dos mundos aparentemente contradictorios: diálogos entre personajes inmersos en su mundo que sólo fueron arrojados a la vida pero no saben cómo comportarse, como los de Truffaut o Rohmer, y personajes estadounidenses que no se rinden y siempre mantienen una ilusión para lograr ese espacio privilegiado en la música, el arte o, en este caso, el baile. Así como en Cantando bajo la lluvia (1952) de Gene Kelly y Stanley Donen o en el cine hollywoodense de los 70 que tanto amaba Baumbach cuando estaba en la universidad junto a Wes Anderson y Spike Jonze.

En últimas, Halliday se define en una frase que dice triunfante -que también podría definir al mumblecore: Me gustan las cosas que parecen errores... como ella, que no se ajusta en ningún aspecto de su vida; está fuera de lugar temporal y espacialmente, su vestuario de adolescente de los 90 contrasta con su cuerpo alto que aparenta más edad, incluso su belleza rubia irrumpe con la de las musas en blanco y negro norteamericanas, es más bien una belleza fuerte con rasgos muy marcados, como la misteriosa italiana Anna Magnani. Un desastre encantador de ver. Lo grave es que sea un error en lo único que tiene claro y le importa en su vida: Frances fracasa como bailarina porque anhela algo para lo que naturalmente no está dotada. Su cuerpo y su postura que Benji, uno de sus roommates, reconoce en la oscuridad por sus pasos masculinos, no son precisamente los que una academia de baile aprecie. Para el baile tiene alma de bronce cuando quisiera que fuera de oro.

La película de Noah Baumbach es un clásico en blanco y negro con una trama contemporánea. Además de mostrar la crisis de los 27 también es la historia de amor entre dos lesbianas que ya no tienen sexo; definición que daba Sophie, la mejor amiga de Frances (la otra ella con diferente color de cabello), de su amistad mientras eran concubinas. Es un fragmento de la vida de una adulta tan distraída que a veces es irritante, una oda a esos seres y cuerpos inconformes con el orden del mundo. Es una poesía cinematográfica con encuadres lejanos que nos dejan apreciar los movimientos de Greta tras los ojos enamorados de Noah y su imperfección tropezándose en las calles mientras suena en el fondo Modern Love ♥. Sí, Frances fracasa pero eso sólo lo pensamos nosotros. Ella triunfa porque al fin encuentra su espacio, su apartamento donde podrá fumar adentro, hacer el desorden que quiera porque “está muy ocupada” y porque puede poner su nombre ¡al fin! en el buzón del edificio.

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