¿Cómo puede hablar un autor con sus personajes? Un correo electrónico es una opción viable.
Yo no / te doy / palabras / te doy / piedras.
Adília Lopes
uno
De: nueveochohtuysiete@yopmail.com
Para: piedrapulidaporelrio@gmail.com
Me demoré en escribirle porque han sido meses muy difíciles, de mucho movimiento. Inestabilidad mental y emocional. Usted sabe además que escribirle es ponerme en riesgo y ponerlo en riesgo a usted. Evitaré nombrar pueblos o ciudades para no dejar un rastro de migas en esta autopista. Las migas son boronas de mi corazón.
El día que salí de su casa hacia la terminal me interceptaron dos motos sin placas y una camioneta. Yo le dije al taxista que no se asustara y me dijo que ni a la muerte le temía. Yo le dije: ojalá a esos tipos les interesara exclusivamente la muerte. Y ahí sí se timbró. ¿Usted en qué anda metida, mamita? En un lodazal llamado país, papito, le respondí. El man me dijo que él firme si le pagaba tarifa de persecución.
Condujo en sentido contrario a la terminal, por unos barrios más bien bonitos llenos de panaderías y canchas sintéticas. Llovía. Siempre llueve. No llamó la atención, un profesional. Se mantuvo bajo los cincuenta kilómetros por hora. Y las motos ahí, pisándonos los talones. Un semáforo nos concedió el milagro de los segundos, entonces se quedaron atrás un momento y este taxista caído del cielo se la jugó toda. Volantazo violento. Escupió por la ventana. Chúpenla, malparidos, dijo, y la carcajada. Dos cuadras en contravía y se los quitó de encima. Me bajé del taxi temblando y ahí mismo me monté en el intermunicipal. Le pedí a la fuerza de la tierra y a los espíritus de las abuelas que nos amparan, que no agarraran al taxista, que no nos quebraran las piernas ni nos lanzaran a una zanja.
Tuve que peluquearme en el primer pueblo al que llegué. Me dejé el pelo por encima de los hombros. Quemé la ropa y me metí en una ruana hermosa que olía a oveja. Más adelante, cuando la geografía fue cambiando, compré una camiseta de Piolín muy ajustada y un jean descaderado con rotos en las rodillas. Me pinté el pelo de borgoña. La última pinta seguro le hubiera gustado a usted: toda de negro, una falda vaporosa hasta las rodillas y una blusa con escote en la espalda. ¿Todavía sueña con mi espalda? Yo sueño la textura de sus manos, sueño con sus dedos largos.
Vi nevados por la ventanilla, lagunas, llanuras, bosques, ríos, hojas amarillas y violetas, perros muertos en los costados de la carretera. Chulos volando en círculos. Campesinos violentos y cansados. Mujeres tristes. Nubes gordas. No sé cuántos días pasé sentada viajando y llorando pero finalmente llegué a la casa del compa que vive frente al mar de un país con heridas tan profundas como las nuestras. Escucho el repiqueteo del mar en la orilla y me parece el tronar de huesos que chocan entre ellos. Este mar convoca a los muertos. También tengo pesadillas, me persiguen en las pesadillas. Persiguen a mi papá. Corro por calles idénticas las unas a las otras. No hay línea de horizonte.
He intentado imitar su receta de la crema de ahuyama, le pongo apio y papa, y curry también, pero aún me falta mucha práctica para alcanzar su sazón. Dicen que la sazón es algo único ¿no?. Personal e intransferible, el adn del sabor que llevamos dentro. No sé si los restaurantes de cadena multinacionales estén de acuerdo. Me importa poco, igual. Lo otro es que acá no consigo papa criolla. Hay una papa nativa deliciosa, morada por dentro, esponjosa, pero creo que el secreto de su sopa, de la sopa que usted prepara a fuego lento con esa paciencia tan suya, es la papa criolla. O son sus manos el secreto, esas manos delgadas que parecen llevar el ritmo del agua que corre. O son las gotas de sudor que le escurren por el pelo cuando cocina y terminan siempre dentro de la olla. ¿O es su alma? Su alma debe tener el color de las cosas precisas,¿sabe?, la textura de una piedra pulida por el río, esa imagen que a usted tanto lo conmueve y tanto le habla. No quisiera estar allá con usted, quisiera que estuviera acá conmigo quitándome la arena de las nalgas. Un cangrejo transparente me acompaña mientras le escribo. Quisiera verlo acostado bocabajo leyendo a Adília Lopes, riéndose solo. Quisiera verlo cocinar empeloto después de un polvo. Quisiera al menos uno de sus chistes flojos flotando en mis lagunas mentales. También quisiera su silencio en las mañanas. Acá estoy mirando la foto que me tomó entre las sábanas. Y quisiera que me hablara, que la foto compusiera un poema para usted. No puedo escribir poemas, las manos me tiemblan.
No quiero escuchar más el mar.
Le agradezco mucho por esas semanas, por permitirme sentirme en casa en su casa, por prestarme la plata que me hacía falta para abandonar un país que amo pero me persigue. Le doy muchas gracias porque aun sabiendo que mi presencia en su vida era un riesgo, un riesgo de muerte y pesadilla, usted no tuvo miedo o al menos supo soportarlo por una desconocida. Usted, al que consideran alguien apolítico, ensimismado, apartado sin banderas ni pasión, tiene una idea del compromiso con la vida y con la otra más estructurada que muchos pajizos revolucionarios que conozco.
De acá me voy en un mes. Sigo huyendo. Viviré junto a un lago por un tiempo. Después no sé. Después el vacío. Después la vida. Espero vivir lo suficiente para verlo de nuevo.

dos
De: prestamos@biblonal.info
Para: piedrapulidaporelrio@gmail.com
Estimado usuario, a la fecha tiene veinte días de mora en uno de sus materiales en préstamo. Le recomendamos acercarse a la biblioteca lo más pronto posible, entregar los materiales y pagar la multa.
Queremos seguir prestando un servicio de calidad y para ello necesitamos de su cumplimiento y compromiso.
Código 35714005468713
Extensión de mi cuerpo, La - 1a ed / 2014
A-P Whitman
tres
Piedra Pulida is away
Dic 17, 3:24 PM
Vale mamá. Yo le mando eso a ella la otra semana.
Un abrazo.
Justina Febrero_1957_ is available
May 20, 05:24 AM
hijo está cumpliendo
diez años de muerto su papá hoy ore por
el háblele un poco él siempre responde
hijo
hijo
ayer en la mañana fuimos con su hermana
a visitar la tumba imagínese
nos dimos cuenta de que en la lápida pusieron mal la fecha
LA FECha de nacimientooooo
oooo su papá solo vivió diecisiete años según cementerio
imagínese ni usted ni su hermana hubieran nacido
le llevamos un arreglo de flores olorosas me arrodillé
en el pasto estaba mojado
me acordé cuando
él salía a trotar
hace años mmmhucos
antes de que ustedes nacieran regresaba a la casa
con dientes de león
en las manos se los tomaba en agua caliente
como infusión
iba cogiendo de los anden3s jarddddines
siempre estaba mantuvo saludable activo. Cuando
corría se ponía unas pantalonetas
usaba medias largas franelilla
acá dicen esqueletos bueno esqueletos se ponía
esqueletos
le di la noticia de mi primer embarazo
cuando él regresaba de trotar piénselo hijo
hijo
hijo
dónde está?
su papá el siempre lo acompaña usted es
su hijo menor el último suspiro
Cuando usted Nació él se pus0 muy enfermo
empezó con problemas
del coraz´n
una ambulancia se lo llevó con una arritmia
brava antes de que lo montaran
me miró y dizque déjeme ver al niño una vez más
yo no sé si regrese me voy a morir
hoy me acordé de eso mucho mucho
hijo dónde está?
su hermana de la mano conmigo
su papá era un poco cobarde
eso me gustaba nunca fue atravesado
ni atrevido
siempre lento medido la voz
baja y quizás por eso nunca hizo mucha plata
Lástima
lásssssstima
no?
ese día yo le pegué su regañada cómo así
que no va a regresar?
se volvió loco?
no me joda me va a dejar sola
hágame el favor y se va que le hagan lo que le tengan
que hacer pero acá
regresa caminando
sano Usted y yo vamos a criar juntos
ahí empezó con los problemas regresó a los dos días
Cumplió
pero se lo llevó el corazón
.
.
hijo
hijo dejen ya vaina con su hermana no
jodan más yo quiero que mi hija y mi hijo ss
ssssssssss
ssean amigos, pregúntele por su sobrino no sea así
usted tiene familia somos su sangre
yo obligarlos no puedo
No puedo ya los crié
allá ustedes pero ojalá lo hagan por su mamá
ya hice suficiente
llámela venga a visitarme hijo
dónde está?
por vida suya hijo compre un teléfono celular
si es por la plata yo le presto
cuatro
De: angelcarrillocardenas@pm.me
Para: piedrapulidaporelrio@gmail.com
Hoy voy a usar el tú. De unos años para acá todos los personajes que creo en mis ficciones se tratan entre ellos de usted. Ustearse, desde esta óptica mía empañada, puede a veces borrar centímetros de una distancia verbal y física, abrir camino con machete. Tú es tocar a alguien con la punta del dedo, usted es cogerla del brazo, al menos es así en muchas ciudades de este país, aunque el diccionario diga lo contrario y lo condicione como un tratamiento de cortesía, respeto o distanciamiento.
A veces discutir con usted de por medio es más encendido. A veces amarse con tú de por medio es más efectivo. Es un asunto de clase, también. Todo siempre se trata de la clase social. He trabajado en empresas en las que los empleados de menor rango solo se tutean con sus jefes. A los pares, a los iguales, los ustean. En un manuscrito de novela mío terminado hace un año que aún reposa entre polillas digitales a la espera del hongo que logre leudar la escritura lo suficiente, el narrador se siente atraído por una mujer a causa, entre otras cosas, de su voz ronca que le dice: usted. Él mira por la ventana de su apartamento a unos ancianos que hacen yoga en el parque público, se paran de cabeza y espantan malandros, y escribe comerciales de televisión inspirado por ellos. También lo inspira profundamente esa voz áspera con tufo a tinto que le dice amigo, venga, hablemos. Siente que esa amistad, la única que tiene, se hizo fuerte gracias al multivitamínico nominal que decidieron usar.
Pero hoy voy a usar el tú, ficción mía, personaje sin nombre pero con historia. Hoy en este correo quiero tocarte con la punta de los dedos y ver cómo se rompe el espejo dimensional que nos separa. O cómo se ondula y entro en él.
Es curioso, mi pareja se fue de viaje hace unos días, como te pasó a ti al principio de esta historia. Pero no soy tú. No tanto como quisiera cuando la realidad me agota. Decir realidad y dibujar unas comillas enormes sobre la cabeza. Cuando tu pareja sin nombre se marchó te pusiste a abonar la tierra, a preparar el compost, a arar el terreno de tu memoria. Hoy también hice eso bajo la luz del mediodía, en compañía de mis cuatro gatos. Y pensé en ti mientras me debatía con las lombrices. Pero no soy tú. Quizás de alguna manera eres mi yo del futuro, así que de ahora en adelante pensaré cien veces las cosas que escriba, las cosas que te sucedan en esta historia. De hecho, en mi manuscrito (y perdón ser tan autorreferencial) la mujer cuya historia monta el andamiaje de la novela tiene un accidente, la someten a una cirugía y queda coja como su padre durante un tiempo. Luego vuelve a caminar firme. Hace cuatro meses tuve un accidente, querido personaje mío, me operaron y hasta ahora se me está pasando la cojera. Mi papá fue cojo toda la vida: lo dejaron caer sobre una roca a orillas de un río. Escribir es invocar, parece, o hacer brujería. No sé. Durante un tiempo pensé que se trataba de telepatía, del poder de la comunicación entre las mentes. Ahora no estoy seguro de nada.
Te escribo esta carta electrónica para que conozcas a tu familia, a mis otras composiciones, porque me da la impresión de que estás muy solo y confundido: ves cosas que doblegan las leyes de la física, te hablan en lenguas, sufres parálisis del sueño. Al parecer no tienes muchos amigos. Yo perdí un gran amigo hace poco, o, bueno, la idea que tuve de un amigo. Lo extraño muchísimo, extraño esa encarnación falsa de la idea que tenía de él. Suelo enamorarme de la idea que tengo de las personas más que de las personas. Entre más viejo me hago más difícil me resulta hacer amigos. También murió uno de mis gatos hace unas semanas, el ser más hermoso que nunca he tenido entre los dedos, el amigo más especial. Mi pareja y yo lo acompañamos a morir. Nos acompañamos. No estuvo solo en la agonía, que fue la nuestra también. No olvidaré nunca sus últimas miradas, ya lejanas: el extravío del nuevo mundo y el distanciamiento del antiguo. ¿Qué ve alguien antes de entrar en esa luz fría? Lo enterramos envuelto en una camiseta blanca como su pelo. Lo besé una última vez: lo aspiré, quería sus pelos dentro de mí. Acá estoy llorando de nuevo. Otro de los gatos ahora tiene tos. Los exámenes parecen no ser preocupantes. Días después de la muerte escribí este poema:
<x-poetry>Tres flores de caléndula dentro<x-poetry>
<x-poetry>el agua caliente mi<x-poetry>
<x-poetry>gato acaba de morir<x-poetry>
<x-poetry>*<x-poetry>
<x-poetry>Escarbar a la sombra del<x-poetry>
<x-poetry>árbol sembramos lágrimas<x-poetry>
<x-poetry>aromáticas en la tierra dura<x-poetry>
<x-poetry>*<x-poetry>
<x-poetry>Raíces gruesas el cuerpo<x-poetry>
<x-poetry>tieso la cabeza de un fósforo<x-poetry>
<x-poetry>prendida bajo el agua<x-poetry>
<x-poetry>*<x-poetry>
<x-poetry>Enterrar una nube y<x-poetry>
<x-poetry>luego mirar<x-poetry>
<x-poetry>al cielo.<x-poetry>
Creo que tengo una idea más o menos clara de cómo te puedes estar sintiendo en este punto de la historia. Mientras escribo te vas haciendo más tangible, tu dolor se materializa dentro de mí con más fuerza. ¿O el mío dentro de ti? Trataré de ser compasivo mientras mis dedos teclean. Un poco más compasivo de lo que la vida puede ser con cualquiera. Ojalá lo logre. Porque yo soy y no soy la vida, querido amigo, soy y no soy tu destino. Estoy aprendiendo de ti. Yo también me voy materializando mientras escribo. Pero no soy tú. Nadie puede ser tú.
