Análisis

Extrañarse de uno mismo

Extrañarse de uno mismo

Cristian Moreno
Imagen portada de
Marcia Díaz
2020-12-05

Hay una toma de esta peli que nunca voy a poder olvidar. Lita agarrada a Jesús y éste al comando de su motocicleta, bajan por una calle empinada. Es de noche y es diciembre, así que a las luces de la celebración y de las lomas aledañas… No, de nuevo. De noche y en Navidad, Lita y Jesús bajan de una loma en moto y… Joder, véanla ustedes. Es hermosa.

Matar a Jesús (2018) es una peli de Laura Mora en la que una víctima le hace un trabajo de inteligencia muy verraco al asesino de su padre. Es tan profundo que por ratos uno cree, y a veces espera, una suerte de romance. Afortunadamente no va tan lejos… o mejor, afortunadamente va muy muy muy lejos; Lita reconoce a Jesús, lo mira y lo entiende. Así como Laura Mora y su cámara miran y entienden Medellín; porque lo que se ve en esta peli es la Medallo cargada de los prejuicios, gente y crimen que generalmente reconocemos, pero es una Medallo vivida, recorrida palmo a palmo, una ciudad ruda que al ser así filmada y experimentada nos resulta bella y hostil.

Lo increíble de la peli es que Jesús no por ser un sicario es literalmente una gonorrea de persona, ni Lita por ser una burguesita cool es una chimbita. Laura Mora nos presenta dos personajes moralmente ambiguos tratando de vivir uno y sobrevivir el otro en medio de las condiciones en las que se están convirtiendo en personas; el libertinaje, ira y sed de venganza de Lita, lo cálido y seguro que puede llegar a ser Jesús, personajes enmarcados en la hermosa hostilidad de la Medellín de Mora. Pero lo más importante: dos personajes que se miran a los ojos y se reconocen como obligados por situaciones que no pueden controlar, sometidos por pasiones exigentes, frente a la mierda por la que ha tenido que pasar el otro.

Podría creerse que es una peli sobre el perdón o el amor al prójimo, algo así como que ‘si conocieras a tus verdugos los perdonarías’ o un caso de ‘perdonémonos porque nadie sabe lo que hace’. Yo no creo que se trate de reconocer la humanidad en los ojos del verdugo, o sí, pero no del todo porque Lita no sólo descubre a Jesús, no sólo se trata de que conoce a su verdugo que no tuvo otra opción que matar a su papá, pobrecito, sino que se conoce a sí misma. Es medio narcisista la verdad, pero ¿cómo carajos explica uno que le arregle el cuarto a Jesús y luego, tras encontrar la foto de su papá en medio del chiquero, vuelva otra vez todo una mierda? Yo creo que en esa escena pasa algo así como que se dice ‘yo tan pendeja estoy tan involucrada que se me olvidó que ese hpta mató a mi papá.’ Yo creo que esa agresividad de Lita en esa escena es una reacción al descubrirse a sí misma y en la relación con Jesús como una extraña. Como cuando uno se extraña de sí mismo, como cuando uno no se reconoce… En lugar de una moraleja lo que la peli plantea es un encuentro, es decir, un desafío: mire los ojos del otro y reconozca que usted también es una porquería de persona.

Ahora sí: Lita y Jesús, éste agarrado al comando de su motocicleta y ella contemplando la posibilidad de desarmarlo, bajan por una calle empinada en pleno diciembre. Bañados en pequeñas y grandes luces, vuelven a casa desde una loma anónima de Medellín.

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