Del puente vehicular cuelga una bandera de Bogotá rasgada hasta la mitad. La herida coincide con la unión del amarillo y el rojo. Debajo de ella hay una pareja. Les cuelgan los pantalones. Desde mi ventana se ve la selva de pelos de él. Se ven las argollas plateadas en los pezones de ella entre los dedos de él. Sobre el carril izquierdo hay un par de perros que los imitan. Lo sé porque los observó desde antes de que llegara la pareja sin pantalones. Dormían entonces. Lo sé porque los dibujé en el vidrio empañado. Luego ellos tuvieron calor.
