Ficción

Claro que quieres más

Claro que quieres más

Hank T. Cohen
Imagen portada de
Camilo Calderón
2021-03-23

Todos hemos perdido la cabeza al teléfono con el callcenter de Claro. Esta ficción breve elabora sobre esa locura pero convertida en determinación.

Día 1

—Señor, cálmese, por favor.

—No, puto imbécil. Claro se puede ir a la mierda, he reclamado por más de un mes y la señal de internet no mejora. Casi tengo que rogarle a usted para que me salga con las mismas maricadas de libreto de siempre.

—Vea, tranquilo. Voy a llamar a mi supervisor.

—Supervisor ni qué hijueputas. ¿Sabe qué? Me jode su servicio de mierda, lo hago responsable a usted. Voy a ir a escupirle en la boca a su madre.

[Cuelga]


Día 3

—Servicio al cliente de Claro, habla Miguel Valencia, ¿en qué puedo ayudarle?

—Sí, habla con Luis Osorio, no sé si se acuerda de mí. Hablamos hace algunos días y lo amenacé con escupirle en la boca a su madre. Primero que todo, me disculpo por el lenguaje que usé, fue algo del momento. Me cambié de operador y terminé de mudarme. La recepción de internet ha sido excelente. Pero lo busqué específicamente a usted porque ayer entré a su casa, usted sabe, para escupirle en la boca a su madre. La señora María Antonia se asustó mucho cuando me vio.

—Señor

—Por favor, déjeme hablar. La señora María Antonia se calmó un poco cuando le dije que iba a escupirle en la boca por culpa de su hijo, pero, cómo le digo esto. La señora María Antonia no es su mamá. Al principio pensé que era algo que ella decía para que yo no le escupiera en la boca, pero me mostró los papeles de adopción y todo concuerda. Creo que ella no le ha dicho nada. Me voy a tomar unos días más y le estaré informando.

[Cuelga]


Día 5

—Habla con Luis Osorio. Por favor, Miguel, deje de llamar a la otra casa, le dije que ya no vivo ahí. En fin, buenas noticias. Encontré a su mamá. 

—Señor, ¿Cómo así que--

—Hombre, que me deje hablar. La señora Ana no está bien, la encontré en el hospital, pero los médicos dicen que está estable. Me dejaron verla, pero tuve que pagar para que vea que estoy comprometido con hacer esto bien. Le dije a la señora Ana lo que iba a hacer, pero ella no me respondió. Ya casi no puede hablar, pobrecita. Le expliqué que le iba a escupir en la boca por culpa del hijo que había abandonado hacía veintitrés años. Le juro que vi que lloraba. Y luego tuvo un ataque--

—Luis espéreme--

—Uno pequeño, no se preocupe.

—Pero--

—Cálmese, por favor. Los médicos no llegaban y le administré respiración boca a boca, sé algo de primeros auxilios. Cuando vi que la señora Ana estaba respirando, aproveché el momento y le escupí en la boca. Fue bastante saliva, espero que no se haya ahogado. No pregunté si podía tragar. Acabo de salir del hospital.

—Hágame el favor--

—Por favor, Miguel, cálmese.

[Cuelga]

Por Hank T. Cohen para Laguna Negra

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